El 40% de las fallas en dispositivos IoT no tienen nada que ver con la electrónica

Hace unos meses, un cliente nos contactó con un problema recurrente en su infraestructura de telecomunicaciones. Sus repetidores de señal, instalados en exteriores, fallaban constantemente. Al principio, pensaron que era un problema de software o alimentación eléctrica, pero al analizarlo más a fondo, encontraron la verdadera causa: la carcasa del dispositivo no estaba diseñada para resistir el entorno donde operaban.
Esto no es un caso aislado. Según un informe de Gtd, el 40% de las interrupciones empresariales son causadas por fallas de hardware. Y dentro de esas fallas, muchas no tienen que ver con la electrónica en sí, sino con el entorno en el que operan los dispositivos.
En este caso, la humedad se filtraba lentamente, afectando los circuitos internos por corrosión galvánica, un fenómeno en el que el contacto con agua y oxígeno acelera la degradación de los metales en los conectores. Además, el calor acumulado dentro del housing generaba un efecto invernadero, elevando la temperatura por encima de los límites de operación del equipo y reduciendo la eficiencia de sus componentes electrónicos. En el peor de los casos, esto podía derivar en un fallo térmico irreversible, especialmente en los módulos de radiofrecuencia, donde un pequeño aumento de temperatura afecta la calidad de la señal.
Pero el problema no terminaba ahí. Algunos dispositivos habían sido manipulados o dañados intencionalmente. Sin una carcasa con la resistencia mecánica adecuada, los equipos quedaban expuestos a impactos que desalineaban las antenas o afectaban los módulos de comunicación. Aquí entran en juego principios como la tenacidad del material, que define la capacidad de absorber energía antes de fracturarse, y la resistencia a la compresión, clave en entornos donde los dispositivos pueden sufrir deformaciones por presión o golpes.
Este es un problema más común de lo que parece. En el desarrollo de dispositivos IoT y telecomunicaciones, a menudo se prioriza la electrónica y la conectividad, pero se deja de lado un aspecto fundamental: la protección física del equipo. Un diseño de carcasa deficiente puede traducirse en vulnerabilidad ante vandalismo, fallas prematuras por sobrecalentamiento o exposición a condiciones extremas que terminan afectando la operación del dispositivo.
En Protoworkers, abordamos este problema rediseñando la carcasa bajo tres principios clave:
1️⃣ Gestión térmica eficiente: Optimizamos la disipación de calor mediante conductividad térmica controlada, asegurando que los materiales usados en la carcasa no solo protejan, sino que también ayuden a distribuir y liberar el calor de forma homogénea. Se incorporaron rejillas estratégicas y materiales con una menor resistencia térmica para evitar la acumulación de calor interno.
2️⃣ Resistencia estructural y sellado: Implementamos materiales con alta resiliencia mecánica como aleaciones de aluminio anodizado, capaces de resistir deformaciones sin comprometer su estructura. Además, el rediseño incluyó sellos con certificación IP67, asegurando protección contra agua y polvo en condiciones extremas.
3️⃣ Seguridad y durabilidad en entornos hostiles: Incorporamos refuerzos en puntos críticos y un diseño modular que minimiza los efectos de impactos mecánicos. Para la protección contra manipulación, utilizamos tornillos de seguridad y estructuras de anclaje que dificultan la apertura no autorizada sin herramientas especializadas.
El resultado: una reducción del 40% en fallas operativas y una mayor vida útil de los equipos. Un pequeño ajuste en el diseño de la carcasa se tradujo en menos costos de mantenimiento, menos tiempo fuera de servicio y una mejor experiencia para el usuario final.
No siempre se habla de esto, pero la seguridad de los dispositivos de red e IoT no solo depende del software y la encriptación. A veces, el primer punto de protección es una buena carcasa. El 40% de las interrupciones empresariales están relacionadas con fallas de hardware, y muchas de ellas podrían prevenirse con un diseño industrial adecuado.
¿Te ha pasado algo similar con equipos de telecomunicaciones o IoT? Me encantaría conocer tu experiencia.