"El prototipado no es para perfeccionistas, es para hacedores"

"Un modelo rápido y funcional te dirá mucho más que horas de debates teóricos."
Cuando pensamos en prototipos, solemos creer que necesitamos tenerlo todo resuelto antes de empezar: los planos perfectos, el análisis exhaustivo, incluso la seguridad de que todo saldrá bien. Pero ¿sabes qué? Eso es un error. En el prototipado, lo más importante no es saberlo todo, es hacer, incluso si no tienes todas las respuestas.
Hacer, aunque no sepas, es lo que desbloquea los aprendizajes más valiosos. Muchas veces, las soluciones más brillantes no vienen de horas de planificación, sino de los errores que aparecen mientras construyes. Ese momento en que algo no encaja o se rompe te obliga a pensar diferente, a probar algo nuevo, a improvisar. Y en esa improvisación está la verdadera innovación.
El prototipado no es un examen donde necesitas saber todas las respuestas de antemano. Es un laboratorio donde se aprende haciendo. Aunque no tengas claro cómo resolver cada detalle, empezar a construir te dará las pistas. El cartón, la madera, el plástico o cualquier material que estés usando te hablarán. Te dirán lo que funciona y lo que no. Pero eso solo pasa si te atreves a dar el primer paso.
Así que, la próxima vez que sientas que no estás listo para empezar, recuerda: no necesitas saberlo todo, necesitas hacer. Empieza con lo que tienes, aunque sea poco. Porque el prototipado no es una cuestión de perfección, sino de evolución. Y esa evolución solo ocurre cuando te atreves a ensuciarte las manos.
¿Qué estás esperando? Salta al taller, prueba, falla, aprende. El camino hacia un gran producto comienza con ese primer intento, por torpe que parezca. Porque en el "hacer", incluso sin saber, está el verdadero poder del diseño.